Cuba

Autor: Alma Vidaurre | María José Martínez 
Ilustración: Frank Bready Trejo | Antonio Ramírez
Infografía: Yordán Somarriba | Denisse Martínez

Autoridades ignoran agresiones a mujeres

El caso de una mujer maltratada en medio de la emergencia sanitaria mundial muestra el lamentable panorama que tienen las víctimas de género en Cuba. Aunque denuncian los agresores siguen acechándolas sin que las autoridades se inmuten para detenerlos

Invisibilizadas y sin una ley que las proteja

Hasta junio de 2020, al menos siete mujeres fueron asesinadas en Cuba desde el inicio del aislamiento físico por el nuevo coronavirus, según información de IPS Cuba

Sin estadísticas oficiales, ni información y sin una ley que reconozca los derechos y delitos contra la mujer llegó la emergencia mundial del coronavirus a Cuba.

Ya en casa, como en otros países, las mujeres quedaron bajo el control y voluntad del agresor para quien la impunidad promovida desde el Estado, se convierte en su principal aliada ante la falta de un marco legal que desconoce la violencia de género en todas sus formas. Mucho antes del confinamiento mundial las mujeres cubanas padecían innumerables dificultades que han sido ignoradas, pese a la exigencia de organizaciones de la sociedad civil, quienes reclaman un marco jurídico que las proteja de una vida libre de violencia.

“El aislamiento aumentó la vulnerabilidad de las mujeres cubanas en relación con la violencia de género (…) la salud mental se afectó debido a la carga de trabajo que ya tenían, los roles domésticos se triplicaron (…) las cubanas estamos estresadas por la situación económica que existe en el país, la escasez de alimentos, productos de aseo personal (…) todo eso ha sido un cúmulo de situaciones que afectó a la familia. El panorama fue peor para quienes viven hacinadas y no les alcanza para comer”, indicó Sara Delgado, coordinadora de la Red Defensora de los Asuntos de la Mujer en Cuba.

Aumento de feminicidios

El primer feminicidio que se conoció en la isla durante la etapa de aislamiento social por el COVID-19 fue el asesinato de una madre junto a sus dos hijas, de dos y cinco años de edad, ocurrido el 16 de abril en la comunidad El Indio (municipio de Amancio) en la provincia Las Tunas a manos de su excónyuge. El hombre tenía antecedentes de violencia machista y no vivía con las víctimas, de acuerdo con Inter Press Service (IPS Cuba).

Pese a la ausencia de cifras, en especial sobre feminicidios, organizaciones civiles han contabilizado al menos siete mujeres asesinadas en 2020, una de ellas en estado de embarazo. La información es confirmada por la agencia que opera en la isla, la cual verificó que cinco de los casos ocurrieron en cuarentena.

La agencia confirmó que dos de esas muertes se produjeron incluso el mismo día, el 18 de junio. Se trata de los casos de Beatriz Cuadrado Batista, de 21 años, en el municipio Gibara de la provincia de Holguín y de Gisel Iznaga Graberán en el municipio de Caimito, provincia de Artemisa. Ambas asesinadas por sus exparejas y con antecedentes de violencia, de acuerdo con IPS Cuba.  

Semanas antes el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) alertó acerca del empeoramiento de las “desigualdades de género” a propósito de la pandemia provocada por el virus SARS-COV-2.  Para ese entonces el número de casos de COVID-19 ascendía a 16 desde el 11 de marzo cuando el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) confirmó el primer contagiado en la isla.

En los días posteriores al 23 de marzo de 2020, el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, extremó las medidas para combatir el coronavirus ordenando el aislamiento de la población.

Sin embargo, los feminicidios se propagaron. El 3 de mayo de 2020 se registró el asesinato de otra mujer, esta vez una embarazada de cinco meses. La víctima murió a manos de su expareja, quien había sido excarcelado. El crimen ocurrió en el barrio rural de La Palma en el municipio Güira de Melena, en la provincia de Artemisa.

Las autoridades detuvieron al feminicida, pero amenazaron con multar a las personas de la comunidad que publicaran información al respecto en redes sociales, reveló la plataforma social Yo Sí Te Creo Cuba.

Tres días después sucedería otro feminicidio en la región de Cienfuegos. Allí una mujer fue asesinada por su expareja en las inmediaciones de la piscina olímpica, en el reparto La Juanita, en la ciudad de Cienfuegos. Su muerte dejó en orfandad a la hija en común que tuvo con el agresor.

“La violencia de género en el periodo de aislamiento social nos tiene altamente preocupadas (…) hemos visto que solo en un periodo de 15 días los medios independientes reportaron tres feminicidios, incluso en un solo día ocurrieron dos”, indicó la activista Marthadela Tamayo, miembro del Comité Ciudadanos por la Integración Racial y de la Red Femenina de Cuba.

Reportes de abuso sexual en aislamiento

El mismo día (el 16 de abril de 2020) que se conoció el primer feminicidio en Cuba, se supo a través de redes sociales y medios independientes, como IPS Cuba, del abuso sexual cometido contra dos adolescentes afrodescendientes. Los agresores fueron oficiales de la policía. El hecho ocurrió en el asentamiento informal y precario de Indalla, en el municipio Marianao, en La Habana.

Los reportes del suceso indican que los oficiales obligaron a las adolescentes a entrar al vehículo policial bajo el argumento de que no podían estar fuera de sus casas en horario nocturno por la cuarentena. Posteriormente, a la denuncia de las adolescentes trascendió que sus familiares sufrieron represalias por parte de agentes del Estado.

La directora ejecutiva de la Red Femenina de Cuba, Elena Larrinaga, resaltó que ambas adolescentes viven en una comunidad afrodescendiente “bien olvidada desde el lente del poder, desde el Estado”, una situación que desde su óptica es preocupante porque se conjuga un componente “racial”, afirmó.

Sobre otras violencias

Durante la cuarentena, instituciones como la Fiscalía General de la República habilitaron servicios de ayuda para víctimas. Sin embargo, la atención de las mujeres ha quedado en manos de activistas y organizaciones de la sociedad civil que se han organizado para crear redes de apoyo y líneas de emergencia.

Una de las iniciativas fue la Plataforma Yo Sí Te Creo Cuba que funciona desde junio de 2019. A finales de marzo de 2020 habilitaron una línea de consejería para acompañar a las víctimas con apoyo psicológico en cuarentena.

La línea recibió de manera irregular un promedio de cuatro llamadas al día por parte de mujeres que denunciaron diversos tipos de violencia. También de quienes se comunicaron por el servicio de Messenger en sus redes sociales.

“La Línea se ha comportado de forma irregular. Hemos tenido días muy cargados, pero luego podemos estar otros sin recibir llamadas. Es importante destacar el acceso todavía con limitaciones de la población a Internet y el inestable servicio, incluso de telefonía, del monopolio estatal de Etecsa”, explicó la organización a través de un correo electrónico consultado para esta investigación.

Yo Sí Te Creo Cuba detectó que en tiempos de confinamiento las mujeres sufrieron violencia intrafamiliar. Esta incluyó física, psicológica, policial y sexual, además de un caso de violencia obstétrica. El reporte incluye los dos infanticidios en los municipios de Amancio (Las Tunas), Güira de Melena (Artemisa) y la ciudad de Cienfuegos (Cienfuegos), señaló la organización en una comunicación enviada para este reportaje.

“Para saber cuáles (son las violencias que) afectan a la mujer cubana se requiere de un estudio nacional sobre todas las formas de la violencia de género que hasta ahora no se ha realizado”, expresaron.

También se han reportados casos de acoso sexual callejero, en especial de hombres ajenos al entorno de las mujeres, quienes cometen diversos actos de índole sexual desde la calle hacia sus viviendas.

Yo Sí Te Creo Cuba ha acompañado al menos 30 mujeres, entre 18 y 70 años. La mayoría residentes en La Habana y una en la localidad de Matanzas, con paridad por color de piel hasta el momento. “No obstante, la cantidad de personas apoyadas es mayor, pues se atienden además a familiares sobre todo a niñas y adolescentes afectadas por la situación de violencia”.

Maltratos se agravaron

La lectura que organizaciones feministas en Cuba dan a los datos es que, aunque disgregados, reflejan una muestra de que la violencia que existe en la isla se agravó durante la cuarentena.

Ante la ausencia de estadísticas, y en especial la falta de acceso a la justicia y a medios de comunicación que visibilicen sus reclamos, la sociedad cubana se expresa a través de las redes sociales como único medio de denuncia y comunicación para reclamar irregularidades en la isla, aunque el gobierno haya prohibido mediante resoluciones como el decreto ley 370 la difusión de imágenes en las plataformas digitales. La restricción incluye a funcionarios que sean captados mientras cometen arbitrariedades.

Violencia política

Además de la violencia que ocurre dentro de los hogares, las mujeres en Cuba identifican la violencia política. En tiempos de confinamiento organizaciones de la sociedad civil denunciaron el aumento del hostigamiento, acoso y amenazas en contra de las defensoras de los derechos humanos y de las mujeres.

El más reciente ha sido la detención de Yanelis Durán, activista de la Unión Patriótica de Cuba, detenida el 8 de julio. Familiares y miembros de la organización informaron que Durán fue acusada de resistirse a la autoridad por no presentarse a una citación verbal que le hicieron vía telefónica. Otra activista de la misma organización, Keilylli de la Mora Valle, fue condenada en el mes de junio a un año y medio de prisión, luego de ser acusada por los delitos de “propagación de epidemia, desobediencia, desacato y resistencia”.

“Somos hostigadas porque la policía del Estado o la policía revolucionaria viene a nuestras casas o nos siguen en las calles (…) nos torturan, nos ponen multas o nos llevan a una estación de policía, donde nos interrogan y si no accedemos a lo que nos dicen amenazan a nuestros familias”, expresó María Cristina Labrada Varona, miembro del movimiento Damas de Blanco.

Labrada afirma que solo en el mes de mayo fueron arrestadas 21 mujeres y otras 23 hostigadas, según cifras recogidas por la organización Centro de Derechos Humanos que documenta estas situaciones en la isla. Actualmente, el movimiento Damas de Blanco reporta que dos de sus miembros (mujeres) fueron arrestadas “injustamente”, entre ellas se encuentran Aymara Nieto Muñoz y Martha Sánchez.

Esta violencia por parte de agentes del Estado en cuarentena ya había tenido un repunte desde el 20 de septiembre de 2019 con el lanzamiento de la “Campaña unidas por nuestro derecho”. La iniciativa tiene como objetivo exigir que se tipifique en el Código Penal cubano la existencia de la violencia política contra las mujeres en la isla y que la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) actualice los datos de feminicidio en el país. Asimismo, solicitan capacitación sobre violencia de género para los funcionarios que atienden a las víctimas.

“Pero por esto nos han seguido persiguiendo (…) se ve el machismo y la misoginia de los oficiales de la Seguridad del Estado, quienes han aumentado la represión hacia las mujeres por la demanda que estamos haciendo al gobierno y porque somos nosotras las que estamos llevando ese enfrentamiento”, agregó Tamayo.

El precio de ser “negra”

La activista Marthadela Tamayo argumenta que la represión se incrementa de manera diferencial hacia las mujeres de raza negra. Tamayo, miembro del Comité Ciudadanos por la Integración Racial, denuncia que ha vivido en carne propia la violencia política. Además, considera que el gobierno tiene una “deuda pendiente” con las afrodescendientes de la isla, quienes pagan el “precio” de la discriminación por ser “negras”.

“Esa deuda se ha incrementado, la población afrocubana vive con problemas económicos y en una precariedad total (…) sobre todo las mujeres, quienes estamos en posición de vulnerabilidad y pobreza”.

El informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la situación de los derechos en Cuba agrega que las mujeres lesbianas afrodescendientes, quienes son víctimas de violencia policial, experimentan una triple discriminación tanto por su origen étnico-racial como por el hecho de ser mujeres, afirma el documento basado en el Informe para el Examen Periódico Universal Revisión de la República de Cuba Tercer Ciclo Trigésimo Período de Sesiones, de mayo de 2018. Esto incluye el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes del orden en contra de personas afrodescendientes.

Algunos indicios para revisar

En el Informe Nacional sobre la Implementación de la agenda 2030 el gobierno cubano reconoció los datos de la Encuesta de Igualdad de Género realizada en 2016 por el Centro de Estudios de la Mujer de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y el Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE) de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

El estudio indica que 39.6 % de las mujeres han sido víctimas de violencia en algún momento de su vida, mientras que 26.7% de la población aseguró haber vivido alguna manifestación de violencia en los últimos 12 meses previos al momento de la consulta. La psicológica fue la más preponderante. En segundo lugar la económica, también se incluyen la física y sexual. Además 30% opinó que la violencia contra la mujer era mucha en la isla.

El documento que hace mención por primera vez a los delitos de feminicidios, indica que el número de muertes ocasionadas por parejas o exparejas se expresó en una tasa de femicidios de 0,99 por 100.000 habitantes de la población femenina, entre 15 años en adelante.

En Cuba son 5 millones de mujeres y desde 2014 a 2018 las muertes por violencia de género no oficiales que se han podido investigar han sido 500. Ya en 2019 el gobierno admitió ante la (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) Cepal  que 50 mujeres fueron asesinadas en 2016, pero eso es lo que se sabe, porque ni en hospitales ni en las policías se contemplan estos delitos como feminicidios”, dijo la directora de la red femenina.

En la isla, al menos 105 mujeres murieron en 2019 por agresiones, según el Anuario Estadístico de Salud 2020. Los datos no esclarecen cuántos de estos crímenes son feminicidios, un delito que no se registra en el Código Penal vigente desde 1987.

Vivir sin protección

La nueva constitución cubana en su artículo 43 establece la obligación del Estado de proteger a las mujeres de violencia de género. Por su parte, la Confederación Nacional del Partido Comunista de Cuba incluyó en sus prioridades rechazar la violencia de género, intrafamiliar y dentro de las comunidades.

Sin embargo, ante los reportes de violencia que se agravaron en cuarentena las organizaciones aseguran que la mujer cubana carece de una protección a sus derechos a una vida libre de violencia. En particular, la intrafamiliar que no está tipificada como delito. Tampoco lo está el crimen de feminicidio. Ni siquiera es reconocido como una figura jurídica en el código penal del país. Incluso el Anuario Estadístico de Salud de 2019 ignora las muertes violentas de mujeres en las causas de fallecimiento de la población.

Fiscalías y tribunales tampoco cuentan con equipos y profesionales formados especialmente para acompañar a las víctimas a procesar sus denuncias sin revictimizarlas. Al igual que la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), quienes incluso incurren en delitos de violencia contra las mujeres que van desde la persecución política, acoso callejero hasta abuso sexual, tal como ocurrió con dos adolescentes en cuarentena.

Lo anterior podría explicar algunas de las razones por las que solo 3.7% de las mujeres han pedido ayuda ante las instituciones del Estado, tras padecer situaciones de violencia a manos de su pareja, según datos de la Encuesta Nacional de Igualdad de Género de 2016.

En cuanto a los refugios para albergar a las víctimas, en Cuba existen las Casas de Atención a la Mujer y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), pero ninguna ofrece resguardo a víctimas que necesitan escapar de un hombre violento. El país carece de centros de acogida y de protección para ellas. Las organizaciones denuncian también la falta de redes de apoyo eficiente en las instituciones, pues no existen líneas de servicio que operen las 24 horas del día, destinadas a las asistencia de víctimas durante una emergencia.

Ni las denuncias se procesan ni se contabilizan las víctimas. Tampoco se ordenan medidas especiales de protección judicial a favor de las mujeres, apuntó la activista Tamayo. En tiempos de confinamiento las resoluciones del Ministerio Público se basaron solo en la aplicación de la emergencia sanitaria mundial.

Hay que destacar que hasta el 3 de junio de 2020 se habían realizado 1.252 juicios orales relacionados a delitos de propagación de epidemias, actividad económica ilícita y otros asociados al irrespeto a la autoridad como el desacato y la resistencia, según datos del programa oficial Hacemos Cuba que detalla las actuaciones que hace la Fiscalía en el país. Ninguno de los procesos judiciales incluyó hacer justicia por las violencias que vivieron las mujeres en cuarentena.

Esta infografía fue elaborada con base en los datos de la Encuesta Nacional de Igualdad de Género 2016, organizaciones de la sociedad civil y el medio IPS Cuba.

¿Qué hacer en caso de sufrir violencia?

Durante la etapa de confinamiento las organizaciones de la sociedad civil en Cuba abrieron líneas de consejería telefónica, acompañamiento y orientación psicológica para visibilizar el problema y atender a las víctimas que enfrentan situaciones de violencia. También sobre cómo alertar a las personas de su entorno si conocen de un episodio de ese tipo.

El Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), una institución de inspiración cristiana de la sociedad civil socialista cubana, afirma que es primordial dar seguimiento a cualquier manifestación de violencia a la que están expuestas las mujeres tanto fuera como dentro del hogar.

En su sitio web recuerda cuáles son los tipos de violencia que las mujeres deben aprender a identificar. Entre ellas:

  • Violencia psicológica. Cualquier insulto, menosprecio, intimidación o amenazas o abuso de poder que reciba es un indicio de este tipo de violencia. El control del celular, impedimento de comunicarse con sus amigas o familiares también son situaciones que deben alertarlas.
  • Violencia verbal. Según el OAR se caracterizada por “acusaciones, insultos, amenazas, juicios de valor, humillaciones, críticas degradantes hacia el cuerpo o por actividades realizadas, órdenes agresivas o gritos constantes”. Es otro patrón de violencia del que deben estar alertas, indican.
  • Violencia física. En esta etapa de violencia las mujeres, niñas o adolescentes suelen sufrir agresiones en su cuerpo. Hay “empujones, jalones de cabellos, golpes, mordidas, heridas o quemaduras” y según la gravedad pueden llegar a provocar la muerte.
  • Violencia económica. Usualmente el agresor afecta la supervivencia de la mujer limitando o escondiendo el dinero, negando su aporte para cubrir los gastos alimenticios, de salud o educación en el hogar.
  • Violencia sexual. Las mujeres son obligadas a tener relaciones sexuales o tocar su cuerpo sin su consentimiento. Ocurren “abusos, acosos o tocamientos a jóvenes, adolescentes, niños o niñas” y se dan bajo amenazas.

¿Qué hacer?

El Centro Oscar Arnulfo Romero dispone de una dirección de correo electrónico consejeriaoar@oar.co.cu para recibir denuncias ante cualquier emergencia.

La primera plataforma de apoyo a las mujeres en situación de violencia machista en la isla llamada Yo si te creo Cuba puso en marcha una línea telefónica (+53 55818918) que brinda ayuda psicológica, asesoramiento legal y acompañamiento a las mujeres en situación de maltrato.

En Yo si te creo Cuba que agrupa a activistas y especialistas contra la violencia de género recomiendan no restar importancia a cualquiera de esas manifestaciones de violencia. Si es imposible llamar porque el agresor está presente, las especialistas de esta plataforma sugieren escribir al correo yositecreocuba@gmail.com.

Igualmente, está disponible la línea 106 de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). En ese contexto la mujer que sufre violencia debe tener preparado un bolso con objetos personales –documentos, ropa, medicamento y el carné de identidad, así como de sus hijos e hijas– en caso de alguna emergencia.

Además siempre hay que buscar a una persona de “confianza” que pueda denunciar si a la víctima se le impide hacerlo directamente. Las especialistas también recomiendan crear un grupo de WhatsApp y establecer una seña –que puede ser un ícono específico o una palabra en clave– para avisar en caso de estar en “riesgo”.

Las mujeres que por sus condiciones económicas carecen del servicio de internet en el celular, pueden enviar un mensaje de texto también con una palabra clave o realizar una llamada desde un teléfono convencional y cuando se mencione la palabra, la otra persona sabrá que debe establecer contacto con redes de apoyo.

Si acuerdan una palabra cualquiera como “arroz” por ejemplo en una situación de emergencia, pueden llamar y usarla en la conversación diciendo: “¿Tendrás un poco de arroz que me regales?”.

También existen otras instituciones y líneas telefónicas donde pueden recibir apoyo como el Centro Nacional de Educación Sexual. El lugar dispone del Servicio de orientación jurídica a través del correo electrónico sojcenesex@gmail.com donde expertos brindan ayuda.

Otras de las líneas para denuncias en general es el número 802-12345 de la Fiscalía General de la República que también tiene el email atencionciudadano@fgr.gob.cu.

La Dirección Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) también dispone de los números 7838-3540 / 7838-3541 / 7838-3542 para prestar acompañamiento. La FMC pone a disposición de las mujeres el correo electrónico  fmc@enet.cu y el número WhatsApp +53 59988768.

Por su parte, en la Habana el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo (CCRD) activó un servicio telefónico (455-21510) para continuar acompañando a las mujeres que lo requieran y necesiten ser auxiliadas.

En caso de mujeres en situación de vulnerabilidad el centro dispone de la línea +53 59640849. Asimismo, el número +53 51149608 que ofrece atención a niñas, niños y adolescentes y en caso de familias y parejas en situación de vulnerabilidad psicoemocional, también ofrecen asesoría en la línea +53 59640854.

Abandonadas a su suerte

“No vengas a armar problemas”, le dijeron los uniformados a Leidiana Colina González, de 39 años, cuando llegó a la estación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de Alquízar, municipio ubicado en la provincia de Artemisa para reforzar la denuncia sobre la golpiza que había recibido días antes por parte de su expareja, Yuniel Pacheco Chacón, de 35 años.

Para su sorpresa ese día a finales de junio su agresor también se encontraba en el lugar, pero no en calidad de imputado por los golpes que le dio, sino para denunciar al hermano de Leidiana de 19 años, por unas supuestas agresiones que la familia niega.

“Los policías fueron hostiles conmigo y el trato fue inhumano. Nos enviaron a oficinas diferentes y a mí me dijeron que no causara conflictos, me tomaron la declaración y me advirtieron que no me le acercara pese a que yo había sido la agredida”.

Además, en la comisaría le dijeron que los exámenes de medicina legal se los harían posiblemente después. En específico tres semanas posteriores a la agresión.

“Le dije a la funcionaria que me urgía la cita porque pasados esos días ya no se notarían los golpes ni las marcas ni las lesiones. Sé que esto va a demorar y ellos están alargando los días”, agregó.

Leidiana sospecha que su expareja tenga alguna conexión con las autoridades porque para el nivel de violencia que usó contra ella, deberían haberlo dejado detenido, dijo.

Lo que no debió ocurrir

La noche del 24 de junio Yuniel se preparó con un tubo de metal y se acercó al sector donde vive su expareja. Ella salía distraída de la casa de su vecina y de repente él la emboscó por la espalda y la golpeó en la cabeza, costillas y abdomen hasta dejarla inconsciente. Cuando la encontraron en el piso, de inmediato sus allegados la trasladaron a un policlínico municipal y debido a la seriedad de las lesiones fue remitida al Hospital Calixto García, ubicado en Vedado, al centro de la Ciudad de La Habana.

Ella recobró el conocimiento cuando llegó al hospital. El parte médico indicó que tuvo traumatismo craneal, debido a la golpiza. Tuvo que pasar un par de días en terapia intensiva y toda la semana recluida en el hospital.

De acuerdo con los médicos que atendieron a la mujer, la víctima tendrá que seguir con evaluaciones permanentes sobre su condición cerebral, debido a los daños neurológicos que le ocasionó la golpiza.

El hombre, su expareja, fue detenido horas después del hecho, pero pagó una fianza de 1.000 pesos cubanos a la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y quedó libre. No conforme con las lesiones que le propinó a Leidiana, el agresor continúa amenazándola y ronda su casa.

“Tengo mucho miedo de lo que me pueda pasar, Yuniel no ha dejado de acosarme. Sé que él puede volver con más furia y temo que en la próxima oportunidad yo no quede viva”, contó.

Antecedentes de la agresión

Leidiana es una mujer de escasos recursos económicos que vive en un quimbo (vivienda rústica hecha a base de materiales de desechos). Tiene cuatro hijos y trabaja en un asilo de ancianos. Se ha dedicado al activismo de los derechos de las mujeres como miembro del grupo femenino Las Marianas, pero eso no la ha salvado de ser agredida por su expareja. Tampoco de que las autoridades sean indiferentes con su caso.

Ella se separó de Yuniel en abril y en el mes de mayo tuvo que interponer una denuncia en la delegación policial por el constante acoso que sufría por parte de él. Así que no era la primera vez que ambos se veían la cara en una estación policial. En esa oportunidad, los dos recibieron un acta de advertencia.

Pero Yuniel hace caso omiso al documento policial, incluso ha amenazado de asesinato a sus familiares con expresiones como lo “vaciaría como un puerco”, aseguró Leidiana. Intranquilos por lo que le pueda pasar su familia acudió nuevamente a la delegación policial de Alquízar a interponer una tercera denuncia, donde han manifestado que el agresor seguía amenazando a la víctima, pero los oficiales respondieron que hay que esperar hasta el día del juicio.

Pan de todos los días

La presidenta del grupo femenino Las Marianas, Arelis Rodríguez Silva, explica que “estos casos ocurren a diario en Cuba por el poco valor y falta de protección que la policía da a las denuncias de violencia en contra de las mujeres”.

La activista agrega que Leidiana había hecho la denuncia con anterioridad y las autoridades ignoraron el caso. “Por eso llegó a dar al hospital, gracias a Dios quedó viva porque él pensó que la había matado. Él manifestó que si quedaba viva la mataba”, denunció Rodríguez Silva.

Las mujeres que conforman el colectivo Las Marianas dirigen esfuerzos para ayudar a otras víctimas que viven violencia en este municipio, cuyas demandas son ignoradas por las autoridades de la isla.

Las Marianas denuncian que en cuarentena se dio prioridad a las medidas para reducir el riesgo de contagio del coronavirus, pero no hubo una estrategia para contrarrestar la violencia, a pesar de que han comprobado que el encierro produjo “un incremento de la violencia machista contra las mujeres en diferentes espacios”, dijo la activista.

En Cuba, la falta de enfoque de género ha impedido que la Asamblea Nacional del Poder Popular apruebe una ley integral contra este tipo de violencia. A comienzos del año 2020 el órgano legislativo siguió rechazando la propuesta hecha por defensoras y miembros de la sociedad civil a favor de los derechos de la mujer en la isla.

“El desinterés del gobierno dificulta la penalización de los delitos sobre las violencias que sufren las mujeres, mientras los hombres siguen abusando físicamente e incluso cometen femicidios”, expresó Rodríguez Silva.

La defensora añade que “al no existir una normativa concreta que castigue la violencia machista, nadie protege a las víctimas en Cuba”.

Leidiana Colina González sabe muy bien lo que eso significa. Lo ha vivido en carne propia y lo sigue padeciendo como muchas otras mujeres en la isla. 

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